Desde siempre nos han enseñado un concepto de lo sofisticado. Los libros, las películas y nuestros propios referentes nos llevan a definirlo como algo excesivamente costoso, exuberante, de materialidades muy finas y escasas, y algo que definitivamente puede ser placer de pocos. Un ejemplo clásico podría ser Versalles, que con su belleza perfecta nos asombra.
Pero ahora bien, que pasaría si consideráramos lo sofisticado a la ausencia de exuberancia, a la belleza de lo imperfecto. Ahora esto sería completamente accesible, acogedor y cómodo para todos.

Esto sucede cuando nos inspiramos con la antigua visión estética del Wabi Sabi. Está inspirado en la mas absoluta simplicidad y la ausencia de cualquier exceso. En donde nada está pensado para ser perfecto y bonito, sino por el contrario; su belleza, valor y lujo esta es su autenticidad y espontaneidad.
Wabi viene de la palabra armonía y Sabi de la mas pobre simplicidad. El concepto busca potenciar lo imperfecto, lo que no está terminado y aceptarlo tal como es.
Actualmente en donde estamos rodeados de muchos elementos plásticos y falsos, y donde absolutamente todo es desechable, tiene mucho mas valor lo antiguo, lo que tiene historia. Ningún elemento nuevo tiene el valor del paso del tiempo.
Y si nos damos cuenta, toda la tendencia actual de decoración e interiorismo tiene mucho de todos estos conceptos. Ya hace varios años los porcelanatos tipo madera, con excelentes resultados estéticos, nos hacen creer que son maderas añosas y rústicas. Muebles con patinas desgastadas, linos deslavados, cueros gastados, todos ellos apuntan a valorar las cosas usadas, que tienen una historia, como si siempre hubieran estado ahí.
El Wabi Sabi nace en Japon desde el siglo XV, y buscaba poder buscar el contacto con la naturaleza y por lo mismo, retirarse escapando de los excesos.
Axel Vervoordt, interior designer Belga, siempre ha buscado incluir esta fuerte tendencia mezclándola junto con otros elementos. Buscando escapar de cualquier moda y realizando trabajos que siempre serán elegantes y atemporales. Utiliza la sencillez de materiales como las maderas viejas, rústicas y ásperas; objetos y cerámicas de Raku. Muros de barro o con patinas desgastadas en contraste con excelentes obra de arte contemporáneo. Sus paletas cromáticas son depuradas en tonos pasteles y tierra, que buscan conectarse en una pausa con la naturaleza.
La tranquilidad que se respiran en estos espacios depurados sin rigurosidad alguna, son una calma que definitivamente ayudan a aumentar lo sofisticado y lujoso de cada espacio de una manera única
Comments