“Este bicho nos ha hecho volver a nuestro centro, que es el hogar”
Esto declaró Coco Legrand en una entrevista en el Diario DF Mas, el cual esta muy bueno, por cierto.
Y es fantástico cuando alguien que realmente siempre ha hecho el mejor análisis de nuestra sociedad lo comente, sin aun participar del mundo de la arquitectura, Interiorismo o diseño.
Siempre he pensado que, así como la sociedad tiene su célula de origen en la familia, en el mundo del Interiorismo la célula madre es la Casa, el Hogar.
La palabra Hogar viene del fuego en torno en el cual la familia se calentaba y cocinaba.
Todo el espectro de proyectos de Interiorismo quiere y necesitan tener algo de hogar en ellos. Espacios comerciales como Co Works, Hospitales, una tienda, oficinas, y para que decirles los Hoteles.
Si en todos ellos logramos hacer sentir en algo al cliente como que está en su casa, es por qué hemos hecho la mayor parte del trabajo de Interiorismo bien.
Me a costado mucho escribir últimamente, quizás son todos los cambios que todos venimos manifestando. Y quizás también es por lo difícil de explicar todos ellos. Pero hay un concepto que para mi logra resumir una de las bases y lineamiento que dirigen mi trabajo de Interiorismo, el cual refleja todos estos ajustes que sentimos ahora mas que nunca, pero que vienen hace ya un tiempo desdibujándose.
Hay una manera o estilo de ver la vida que se llama Slow Living. Las primeras veces que escuchaba el concepto, se me venia a la cabeza, algo completamente pagano, sectarial, y raro. Pero por el contrario y como van a ver, suena de lo mas lógico y coherente con los tiempos actuales. Este tipo de conceptos no me gusta llevarlos al cien por cierto siempre, es sólo influenciarse por ellos, de lo contrario sería como convertirse en vegano únicamente por qué me gusta tener un huerto en mi casa.
El Slow Living es: “…about slowing things down and taking the time to allow ourselves to live a healthier, happier and more fulfilling life in this overworked and over-connected world.”
Según lo que mencionan en la revista Fete / Life Magazine, Issue 25.
El Slow Living, comenzó a aparecer luego de que en Italia en 1980 Carlo Petrini, junto con activistas fundaron el Slow Food. Su misión era “defender las tradiciones regionales, la buena alimentación, el placer gastronómico, así como también un ritmo de vida lento”.

Interpreto el Slow Food como el aprovechar el ahora, lo que tengo a la mano, fijarme solamente en lo que realmente es necesario. Ser honestos y por lo mismo, no tener mayores pretensiones de aparentar nada. Ser lo más simples que se pueda, accesible y casuales. Ser naturales y auténticos, lo cual se nos olvida a veces, al vivir una vida completamente ajetreada, rápida, instantánea y llena de patrones establecidos por cumplir.
Al estar tranquilos siendo tal como somos, nos hace estar apacibles, en calma, y esto se refleja plenamente en el Interiorismo que habitamos. Los colores, las cantidades de elementos que incluimos, las materialidades y textura, son un reflejo siempre de quienes somos, y cómo estamos personalmente y en la familia.
Si hiciéramos un comparativo rápido entre Slow Food y Fast Food, lo que para nosotros sería, Slow Living y Fast Design, algunas diferencias que encontraríamos serían las siguientes.
El Slow Living es entender la dinámica e identidad única de quienes habitan, y se construye en el tiempo ya que va continuamente adaptándose. Slow Living es construir un proyecto original y dedicado únicamente a esas variables.
Por otro lado, el Fast Design, sería por ejemplo todos estos programas de remodelaciones instantáneas, que sólo muestran resultados llamativos y efectistas. Pero no nos muestran su evolución en el tiempo, ni muestran si satisfacen las necesidades de las familias que viven y habitan esos espacios.
El Slow Living busca reutilizar muebles, tener historia y herencia con la cual contar una historia única y personal. Por lo mismo es honesto sin pretender ser pretencioso.
De esta manera El Slow Life, busca tener nuestro hogar como una unidad única, que refleje la identidad exclusiva de esa familia.
Y lo que no busca, es tener una casa como producción en serie, igual o similar a una serie de casas que porque en alguna ocasión nos resultó con una estética satisfactoria, repetimos el comodín de la solución, una y otra vez.
Debemos ser realmente creativos y únicos, para poder generar esta identidad personalizada en estos hogares. Y lo que más importa de todo, es poder realmente lograr la conexión, el “engagement” (compromiso o enlace) de esas familias con los espacios. Sino se logra este enlace con estos espacios, puede ser un espacio completamente estético, pero es como si no tuviera alma.
Es como hacer un plato de pasta. Una opción es ir al supermercado y comprarlo pre hecho, con una salsa rica, llegar a casa y ensamblarlo y el resultado va ser muy bueno.
Pero, por el contrario, si nosotros hacemos la pasta desde cero, mezclamos los ingredientes de la masa, nos damos el tiempo de hacerlos y cortarlos (que, si los hacen seguido, se darán cuenta lo fáciles que son)
El resultado de ambos platos es bastante similar, pero la experiencia en ambos casos es completamente diferente. Y la experiencia de hacerlos a mano es definitivamente mucho más enriquecedora, ya que uno disfruta el proceso.
Hay temas que no tienen respuestas rápidas, como él generar el hogar. Hay que tomarse el tiempo de entender y dar la mejor solución posible.
Aprovechemos este Covid y el freno de mano forzado que nos puso, para entender que no todas las respuestas son absolutamente instantáneas.
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